¿Cómo vivir en un mundo complejo sin complicarse?
Aceptar o negar la complejidad del mundo son dos opciones para simplificarnos la vida.
"Distingo entre complejidad y complicado. Utilizo la palabra "complejidad" para describir un estado del mundo. La palabra "complicado" describe un estado mental. La definición del diccionario para "complejidad" sugiere cosas con muchas partes intrincadas e interrelacionadas, que es exactamente como utilizo el término. La definición de "complicado" incluye como significado secundario "confuso", que es lo que me preocupa en mi definición de esa palabra."
Donald Norman "Living with complexity" 2010.
Vivimos en un mundo cambiante, caótico, desordenado, imprevisible. Hay guerras, epidemias, inflación, pobreza, desigualdad, polución, contaminación, cambio climático, corrupción y violencia doméstica de todo tipo, la situación es compleja y complicada.
Sobre la complejidad del mundo natural y sus circunstancias no hay mucho que podamos hacer, o lo aceptamos así o tratamos de resistirnos negando ésta característica propia de la naturaleza. Sobre la complejidad humana del mundo hay algunas cosas que sí podemos hacer, sobre todo en forma de participación en colectivos más grandes. El mundo es complejo, y si bien tendemos a simplificarlo para comprenderlo, es sólo una abstracción que hacemos para poder pensarlo, conocerlo y actuar en consecuencia. Siempre lo hacemos buscando el mejor resultado para lo que nos proponemos con los recursos disponibles al momento de decidir.
Ahora, aceptando esta complejidad del mundo y de nuestro entorno, podemos darnos permiso de estar algo confusos (de complicados que somos).
El recurso habitual es reducirlo a nuestra capacidad mínima de comprensión y así simplificar su complejidad a dos opciones polares, opuestas y excluyentes: bueno o malo, lindo a feo, saludable o enfermo, verdad o mentira… claro que deja fuera todos los matices posibles que enriquecen cualquier experiencia y atribuye estas características al mundo y deja fuera de participación a la subjetividad que observa y decide.
Otra opción es asumir nuestra parte, lo abrumados que nos sentimos ante semejante complejidad, y la imposibilidad de captarla en su totalidad y comprender una parcialidad reconociendo que hay más por conocer y comprender, y que las múltiples perspectivas pueden aportar a un mejor comprensión.
O lo reducimos o lo aceptamos con nuestra mirada parcial e incompleta, o nos complicamos nosotros en nuestro mundo mental tanto o más complejo que el mundo externo.
Ante la complejidad tenemos dos grandes recursos que habitualmente empleamos para comprenderla:
Una es lograr entenderla, aprender su lógica subyacente para saber cómo funciona (hoy no estaría siendo posible).
La otra es conocer nuestras habilidades y destrezas (la creatividad, la solidaridad y la tolerancia son de las más recomendables), y usarlas para afrontar la incertidumbre que trae aparejada la complejidad de la situación sanitaria, económica y política del mundo.
Dentro de lo poco que podemos saber, sabemos que la salida no es simplificar el mundo y volverlo dicotómico y polarizado, la realidad es muy compleja (como lo es el mundo y todos los que vivimos en él, y que además estamos interrelacionados de formas que nos siguen sorprendiendo) y la incertidumbre se ha burlado de los mejores pronosticadores, el horizonte de certezas se aleja como un espejismo cada vez que nos acercamos.
Entonces, lo que sí podemos hacer es tratar de estar menos complicados, de vivir más livianos, menos confusos, más centrados en nosotros y en el momento presente, interactuando así con la complejidad del mundo y la situación en lo cotidiano.
Buscar sólo la información necesaria para cada momento y reconocernos en nuestras capacidades y destrezas, individuales y del entorno cercano con el que interactuamos, fortaleciendo las redes sociales (las que usamos para relacionarnos con afectos, amigos y gente valiosa, para dar y recibir ayuda) que nos contienen y de las que somos una parte importante
.
Así siempre vamos a tener cerca y disponible una mano que nos ayude a que no nos compliquemos la vida ante la complejidad del mundo que se acelera y vuelve cada día más incierto.