Objeto Aspiracional
Un objeto cotidiano que representa algo práctico y muy emotivo al mismo tiempo
Alguna vez escuche la definición de objeto aspiracional, es algo así como ese objeto que hay que tener para pertenece, para ser parte. Es esa marca u objeto que nos permite proyectar una imagen de lo que aspiramos a ser, y suele tener un precio por encima de la utilidad del objeto.
Se utiliza para potenciar la venta y posicionar una marca o producto en un precio alto para un mercado, se ve en múltiples cosas: zapatilla, ropa, autos, decoraciones, arte, celulares, etc. Está muy relacionado con a moda, pero la imagen aspiracional perdura en el tiempo.
El viejo adagio de "El hábito no hace al monje" ya nos advierte sobre éste mecanismo tan humano de atribuir cualidades a ciertos objetos y desde allí a quienes los portan o son sus dueños.
Todo esto para contar que hace unos días me encontré una nota sobre un objeto aspiracional, para poder hablar de algo que tiene un valor emotivo para muchas y muchos argentinos.
Pensaba en objetos que duran para toda la vida, y de como la economía de mercado nos lleva a comprar y reemplazar algunos objetos plenamente funcionales por otros más nuevos y costosos. Cómo desde la obsolescencia percibida y la obsolescencia programada dejamos de elegirlos y los reemplazamos o simplemente dejan de funcionar luego de cierto tiempo para que la rueda de la economía siga girando.
En esa línea de pensamiento me encontraba, preparando café, luego del almuerzo, en mi cafetera favorita. Si, la Volturno, esa que tenés en tu casa o la de tu abuela, que la podés haber heredado en perfectas condiciones, o ver que se sigue usando.
La mía la compré en un bazar de Buenos Aires hace unos años, y es el café hogareño que más me gusta tomar, busco variedades de molienda y origen para probar sabores y aromas.
Es un objeto de aluminio, con un diseño que ya tiene más de 70 años en nuestro país y que fuera patentado en Italia en 1933 por Alfonso Bialetti, quien revolucionó el modo de hacer café en los hogares y pensó un diseño Art Decó para su cafetera.
Se empezó a fabricar aquí en Argentina y llegó a todos los hogares hasta el día de hoy.
Su diseño exterior es facetado, con una manija de baquelita que permanece inalterado (o apenas modificado) hasta hoy que se continua fabricando con casi la misma tecnología que la inicio. Y siguen brindando soporte a los usuarios con repuestos para todas las piezas, dicen recibir "Nos traen cafeteras de 30 o 50 años para arreglar una manija o cambiarle el embudo. Son bastante reacios a tirarlas o a cambiarlas. Es un producto que dura mucho y es de uso diario. Entonces porque los acompañó durante toda su vida, le han agarrado cariño. Eso nos reconforta mucho, es un orgullo que los productos que hacemos tienen tanto impacto en la vida cotidiana de las personas" refiere en una nota reciente Adrián Onoda, actual gerente de la empresa familiar que su padre formó parte del inicio.
El nombre Volturno tiene una historia particular, y es que en la Segunda Guerra Mundial, Aníbal Dall'Anese tenia que abordar un buque de guerra en su Nápoles natal, y por estar enfermo se quedó en tierra, luego el barco fue atacado y terminó hundido. El nombre del barco era Volturno, y de ahí lo tomó para su cafetera, como recuerdo y homenaje por haberse salvado de un destino trágico.
Antonio Onoda fue el primero en elaborar el torneado de las roscas de las piezas, y por el crecimiento del negocio se asoció con Dall´Anese para fundar la marca. Años mas tarde se incorpora otro socio Antonio Varriale completando así los tres puntos que los representan en le logo de la marca.
Hoy se siguen fabricando en una pyme de Buenos Aires con 12 empleados, hacen unas 2000 cafeteras por mes, y han pasado y sobrevivido a las grandes crisis de nuestro país, lo que no es poco.
Así, mis objetos aspiracionales son duraderos, eficientes y cumplen sus funciones de la mejor manera, y tiene detrás historias que acompañan y completan su valor.
La cafetera Volturno de mi cocina es un objeto aspiracional, es para hacer el café de la sobremesa cuando hay visitas, es el tiempo que se aprovecha compartiendo con amigos y familia una taza da buen café.
Estaba en la casa de mi abuela, ocupando eternamente una hornalla de la cocina (la otra que tenía abono era la pava para el mate, así que le quedaba una sola disponible para cocinar para ella y mi abuelo) salvo cuando caíamos de visita que terminaba en la alacena para desocupar lugar.
Y seguirá estando, seguramente, en las mesas de mis hijos y sus familias, cumpliendo la función de congregarnos a compartir café, historias y buenos momentos.